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Clínicas y hospitales, SALUD

¿Controlas a tu reloj biológico?

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El paso del tiempo en el ser humano supone a nivel biológico la disminución de la función celular y el deterioro de órganos y tejidos. Es inevitable. Se llama envejecimiento y está implícito en nuestras vidas. Sin embargo, en algunos casos, ese proceso se acelera y, a pesar de lo que diga nuestro carnet de identidad, por dentro y por fuera, tenemos más años.

El ejemplo más claro y de mayor gravedad son las denominadas enfermedades progerias, dolencias de tipo genético en las que hay mutaciones en los genes que regulan el proceso de envejecimiento. Así, quienes las padecen lo hacen a un ritmo muchísimo más rápido y, por tanto, fallecen pronto.

Una vez descartado este diagnóstico, puede ocurrir, explica desde Neolife el doctor Alfonso Galán, que, si por diversos motivos, hemos sometido a un exceso de estrés a nuestras células o bien no tenemos la capacidad de reparar ese daño, éstas no podrán realizar su función, ese órgano donde viven fallará y el organismo en conjunto acabará fallando.

Cuando habla de estrés, este experto en medicina antienvejecimiento se refiere a factores como el consumo de tóxicos —drogas, alcohol y tabaco—, a una alimentación escasa de nutrientes y micronutrientes  y a la vida sedentaria.  También resulta vital el sueño, su cantidad y su calidad, así como el exceso de estrés propiamente dicho o la ansiedad. Lo mismo sucede con  el declive hormonal, las alteraciones de la microbiótica y la inflamación crónica, entre otros.

Es decir, que ponerle freno a ese adelanto del reloj biológico está en nuestra mano. Hay que asegurarse, explica el doctor Galán, de que eliminamos de nuestras vidas los factores citados, pero, además, hoy y gracias a la medicina antienvejecimiento, se puede dar un paso más allá. Los nuevos avances médicos relacionados con la edad permiten “ver cuál es el daño acumulado, diagnosticar ese proceso de envejecimiento, y poner los medios necesarios de la mano de profesionales expertos en el tema”.

Al análisis de tres sistemas vitales, el respiratorio, el metabólico y el cardiovascular, se suma el de dos valores no tan conocidos: los relojes epigenéticos y los telómeros. La observación del estado de todos arrojará un dato relevante: la edad biológica de cada individuo frente a la edad real, la determinada por su fecha de nacimiento.

El estudio de los relojes epigenéticos, en primer lugar, es un método que tiene que ver con la metilación del ADN, el proceso que regula qué genes se van a expresar y cuáles no. Según envejecemos, nuestros niveles de metilación del ADN bajan más y más y tenemos menos control sobre nuestro ADN, y, por lo tanto, sobre la posible aparición de enfermedades. Se trataría entonces de evitar que agentes externos dañinos perjudiquen los procesos de metilación.

También de que dichos agentes, entre los que destaca una vida sedentaria y una alimentación rica en grasas y azúcares, influyan sobre los telómeros, esas terminaciones de los cromosomas que protegen su integridad en las divisiones celulares. La clave para conocer cómo se encuentra nuestro organismo es la longitud de los telómeros; pero con el paso del tiempo y debido a problemas de salud, éstos llegan a una longitud mínima crítica, con lo que la célula muere o deja de reproducirse.

Con los resultados, finalizan desde Neolife, se pueden atajar la irrupción y rápida evolución de enfermedades como artrosis, osteoporosis, obesidad, sarcopenia, diabetes, cáncer, Alzheimer, Parkinson, enfermedad cardiovascular… en definitiva, las que “más menoscabo, pérdida de funcionalidad y muerte causan en nuestro medio”.

Una vez más, pues, es preciso concluir que prevenir es curar, ahora con enfoques multidisciplinares, profesionales especializados y técnicas avanzadas. Determinar tu edad real, tu estado de salud y asimilar cuidados para sentirte estar joven puede ser un gran objetivo para 2024. Que de objetivo pase a realidad depende de ti.

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