Italia reafirmó su hegemonía en el tenis mundial al conquistar la Copa Davis por segundo año consecutivo, un logro que no se repetía desde los títulos consecutivos de Chequia en 2012 y 2013. Este triunfo llega solo días después de que el equipo femenino italiano se coronara en la Billie Jean King Cup, también en Málaga, consolidando a Italia como una potencia indiscutida en ambas ramas del tenis.
En el Palacio de Deportes José María Martín Carpena, los italianos cerraron un impecable 2-0 ante Países Bajos, la revelación del torneo que disputaba su primera final histórica. Este logro resalta el momento dorado del tenis italiano, que se posiciona como la máxima potencia mundial del deporte. Más allá del talento individual de jugadores como Jannik Sinner, número 1 del ranking masculino, y Jasmine Paolini, número 4 en el circuito femenino, Italia demuestra una solidez colectiva que le ha permitido disputar las finales tanto en la rama masculina como femenina durante dos años consecutivos, sumando tres títulos en este período.
Matteo Berrettini abrió la serie final con un contundente triunfo sobre Botic Van de Zandschulp por 6-4 y 6-2, desplegando un nivel de juego digno de sus mejores días en el Top 10 mundial. Poco después, Jannik Sinner selló la victoria definitiva al vencer a Tallon Griekspoor por 7-6 (2) y 6-2, reafirmando su posición como líder indiscutible del tenis actual. Las lágrimas de Berrettini al consumarse el título reflejaron la pasión y el sacrificio de un equipo que trabajó incansablemente para alcanzar la gloria.
La actuación de Berrettini fue clave no solo en la final, sino también en las etapas previas, con victorias decisivas ante Brasil, Bélgica y los propios neerlandeses en septiembre. Sinner, por su parte, reafirmó su dominio tras una temporada espectacular, que culminó con su título en las Finales de la ATP. En Málaga, su desempeño en individuales y dobles resultó crucial, marcando la diferencia ante equipos como Argentina y Australia antes de brillar en la final.
Países Bajos cerró su participación con la frente en alto. Liderados por Van de Zandschulp y Griekspoor, y bajo la dirección del capitán Paul Haarhuis, lograron un hito histórico al alcanzar la final, consolidándose como una fuerza emergente en el circuito. Además, la competición marcó la emotiva despedida de Wesley Koolhof, quien cerró una destacada carrera como doblista.
Un legado que se construye con pasión
La celebración italiana en Málaga fue vibrante, con los tifosi dominando el ambiente tanto dentro como fuera del estadio. Los cánticos de “¡Italia, Italia!” resonaron con fuerza, destacando la conexión única entre el equipo y sus aficionados, un factor clave en el éxito reciente.
Con este bicampeonato, Italia se asegura el liderazgo del ranking de naciones de la Copa Davis y lanza un mensaje contundente al mundo: su era de dominio está lejos de terminar. Más allá de los logros individuales, este equipo ha demostrado ser un colectivo sólido y comprometido, capaz de enfrentar cualquier desafío.
El próximo objetivo será defender el título el próximo año, pero por ahora, Italia puede disfrutar de un momento histórico que quedará grabado en los anales del deporte. Con un legado que sigue creciendo, el tenis italiano celebra su lugar en la cima del mundo. Italia, una vez más, es campeón del mundo.