El nuevo campo interdisciplinario de la neuroestética explica por qué relacionarnos con la belleza a través de las artes y/o la naturaleza tiene un efecto positivo en la salud.
En palabras de Susan Magsamen, coautora de Your Brain on Art: How the Arts Transform Us, y fundadora y directora del International Arts + Mind Lab de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, “las artes y las experiencias estéticas son esenciales para la condición humana”.
Si bien todos tenemos diferentes ideas sobre la belleza, la investigación neuroestética está descifrando cómo la belleza impacta en el cerebro, desde reducir la activación de la amígdala relacionada con el estrés hasta llevarnos a nuestro estado parasimpático de “descanso y digestión”. La belleza es la industria gigante del bienestar (el mercado que ayuda a las personas a verse bien), pero Malleret sostiene que ayudar a las personas a experimentar todo tipo de belleza debería ser un enfoque más importante de la industria del bienestar, un pilar, como el ejercicio y la nutrición saludable.
A medida que el mundo se siente cada vez más mal, nuestros cerebros anhelan el bienestar, particularmente a través de los medios de las artes, la belleza y la naturaleza (los tres suelen ir juntos, o al menos son estrechamente interdependientes). El cambio de estaciones, la belleza de un cuadro, el efecto relajante de la música, las flores de los árboles, los colores del cielo: todos estos son componentes fundamentales no solo de nuestro bienestar mental sino también físico.

En las últimas décadas, hemos aprendido mucho sobre cómo la nutrición, el sueño y el ejercicio físico contribuyen al bienestar. Gracias a la disciplina de la neuroestética, que ya tiene cinco años, ahora entendemos que las experiencias de belleza pueden aportar beneficios similares a los de la atención plena al bienestar, al reducir la activación de la amígdala cerebral relacionada con el estrés, lo que reduce el cortisol y nos lleva a nuestro estado parasimpático de “descanso y digestión”.
Y aunque la belleza puede ser subjetiva, la misma zona del cerebro (la corteza orbitofrontal medial) se activa cuando percibimos que algo es bello. Un enfoque más pronunciado de la industria del bienestar debería ser ayudarnos a priorizar la búsqueda de la belleza donde sea que se encuentre. Si sabemos cómo buscarla, la belleza puede ser accesible para todos. Nada ni nadie puede privarnos de los beneficios de la belleza.
