Papá Noel: el empresario de bienestar más icónico es nórdico y nunca pasa de moda

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Como profesional del sector del wellness y la cultura de la sauna, he tenido la oportunidad de conocer spas extraordinarios: arquitecturas impecables, diseños sofisticados y tecnologías de última generación. Sin embargo, hay algo que se repite con demasiada frecuencia y que resulta preocupante: la experiencia de la sauna.

Y es paradójico, porque vivimos en una época en la que todo gira en torno a la longevidad, la optimización del cuerpo y las terapias más avanzadas. Mientras tanto, estamos dejando de lado una de las prácticas de bienestar más simples, accesibles y poderosas que existen desde hace siglos: la sauna y el sudor.

La sauna debería ser el corazón de cualquier spa. Pero la pregunta es inevitable:
¿estamos ofreciendo realmente una experiencia de sauna auténtica y de calidad?

Navidad, Papá Noel y una intuición wellness muy avanzada

Estamos en plena semana de Navidad, y quizá sea un buen momento para replantearnos algunos símbolos. Si lo pensamos bien, Papá Noel —procedente de Laponia, en el norte de Finlandia— bien podría haber sido uno de los primeros empresarios del wellness.

Si hoy viajara con sus renos por el mundo, probablemente repartiría vales de sauna, experiencias de spa y rituales de bienestar, más que juguetes materiales. Y no solo por generosidad, sino porque estaría haciendo el mejor marketing territorial posible de sus orígenes: una cultura donde el bienestar, el calor, el ritual y la comunidad forman parte de la vida cotidiana.

No es casualidad. Regalar bienestar es, hoy, una de las tendencias más fuertes a nivel global.

La sauna no es un accesorio, es cultura

En muchas culturas nórdicas, la sauna no es un lujo ni un servicio adicional. Es una práctica cultural, social y profundamente humana. Por eso, cuando muchas personas dicen frases como “me mareo”, “no se puede respirar” o “es demasiado agobiante”, el problema no es la sauna en sí, sino cómo se ha desvirtuado su uso.

Estas percepciones nacen de experiencias mal diseñadas, incompletas o directamente erróneas.

Löyly: sin vapor, la sauna no tiene alma

En demasiadas saunas alrededor del mundo encontramos los mismos errores:

  • Temperaturas mal gestionadas
  • Ambientes excesivamente secos
  • Materiales inadecuados
  • Ventilación deficiente
  • Y, sorprendentemente, carteles que prohíben echar agua sobre las piedras

Sin embargo, el löyly —el vapor que se genera al verter agua sobre las piedras— es el alma de la sauna.

El vapor no solo facilita la respiración; transforma una simple sala caliente en un ritual completo, más placentero, más saludable y con mayor impacto físico y mental.

En Finlandia existen aproximadamente 3,3 millones de saunas, incluidas las eléctricas, y no hay prácticamente ninguna en la que el agua esté prohibida. Sin löyly, la sauna pierde su sentido más profundo.

El renacimiento global de la sauna

Actualmente estamos viviendo un auténtico movimiento global en torno a la sauna. El sauna bathing está en pleno auge, aparecen nuevos conceptos, las saunas móviles y al aire libre generan comunidades fieles y las listas de espera son cada vez más habituales.

En este contexto, los spas —y especialmente los hotel spas— no pueden permitirse quedarse atrás. La sauna ya no puede tratarse como un elemento secundario. Debe ser un pilar estratégico del wellness contemporáneo.

Esto implica diseñar espacios que funcionen correctamente, estén bien construidos y respeten la esencia del ritual.

Autenticidad: lo que los usuarios realmente buscan

Existe una idea equivocada en la industria del bienestar: pensar que el cliente teme la autenticidad. La realidad es la contraria. La busca, la valora y la reconoce.

Cada vez más personas demandan experiencias reales, rituales tradicionales bien ejecutados y espacios con sentido cultural. Por ello, el mensaje para diseñadores, operadores y propietarios de spas es claro:
si vamos a aprovechar la tendencia global de la sauna, hagámoslo con respeto, conocimiento y coherencia.

La experiencia finlandesa demuestra que incluso en saunas con estufas eléctricas, el uso del agua es parte esencial del diseño. Esto es replicable en cualquier país si se trabaja con proveedores fiables, una correcta instalación, ventilación adecuada, drenaje eficiente y estufas diseñadas específicamente para generar vapor.

De lo contrario, millones de usuarios seguirán perdiéndose la verdadera experiencia de la sauna. Y como industria, tenemos la responsabilidad de cambiarlo.

Social wellness: el siguiente paso lógico

En paralelo, en mercados como Estados Unidos y Reino Unido, está emergiendo con fuerza una nueva evolución del bienestar: el social wellness.

Espacios donde el calor, el frío, la música, la conversación y las bebidas saludables se integran en una experiencia colectiva. Lugares que ofrecen una alternativa consciente al ocio nocturno tradicional y fomentan comunidad, conexión y ritual compartido.

En España, esta tendencia aún no ha llegado con fuerza. En gran parte, porque durante décadas el concepto de sauna común estuvo culturalmente asociado a la promiscuidad sexual, especialmente a través del modelo de bathhouse, que todavía existe y genera confusión.

Pero es fundamental diferenciar: una cosa es la sexualización del espacio, y otra muy distinta es el bienestar colectivo, ritual y consciente.

Disfrutar del calor y del frío en grupo, acompañados de música, contrastes térmicos y bebidas saludables, no es una moda pasajera. Es una evolución natural del bienestar.

Quizá este sea el verdadero mensaje navideño: menos objetos y más experiencias, menos exceso y más ritual, menos prisa y más calor compartido.

Porque la sauna no es solo calor. Es cultura, es comunidad y, cuando se hace bien, es uno de los regalos de bienestar más poderosos que existen.

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