La salud empieza en la boca: cuando alimentación y movimiento transforman tu sonrisa

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El Congreso SEPA Barcelona 2025 ha vuelto a poner de relieve una verdad cada vez más respaldada por la ciencia: la salud bucal es un reflejo directo de nuestro estilo de vida. En una sesión especialmente innovadora, expertos de distintas disciplinas mostraron cómo la alimentación consciente, el ejercicio físico y la gestión del estrés influyen de forma decisiva en la salud de las encías… y en el bienestar global.

“El impacto de lo que comemos y de cómo nos movemos sobre la inflamación del organismo está hoy perfectamente documentado. Y eso nos abre una vía muy potente para prevenir y manejar enfermedades crónicas como la periodontitis”, explica el periodoncista Agustín Casas, moderador del encuentro.

La periodontitis forma parte del grupo de enfermedades crónicas no transmisibles, al igual que las cardiovasculares, respiratorias o la diabetes tipo 2. Todas ellas comparten factores de riesgo muy ligados al estilo de vida: mala alimentación, sedentarismo y estrés crónico. Por eso, hoy ya no se concibe cuidar la salud bucal sin atender al resto del organismo.

“La boca no es un compartimento aislado. Es parte del cuerpo y responde a los mismos desequilibrios que afectan a nuestra salud general”, afirma Casas. De hecho, pequeños cambios sostenidos en los hábitos diarios pueden mejorar tanto la salud oral como la calidad de vida en su conjunto. Reducir la inflamación crónica es una de las claves para ese equilibrio, y la boca es uno de los primeros lugares donde se reflejan sus beneficios.

“La ciencia confirma que el cuerpo funciona como una red interconectada. El ejercicio, el estrés y la inflamación sistémica también se reflejan en la salud bucal”, explica Cristina Vera, experta en fisioterapia deportiva e inducción miofascial. Su mensaje es claro: no se puede hablar de salud sin integrar todas las disciplinas.

Aunque a primera vista el ejercicio físico y la salud dental parecen mundos distintos, comparten un mismo objetivo: mejorar el bienestar del paciente de forma global y sostenible. “Cuando profesionales de distintas áreas trabajamos juntos, los resultados son más profundos y duraderos”, afirma Vera, quien defiende la incorporación del movimiento y los hábitos saludables como parte del tratamiento odontológico, mejorando incluso la adherencia a largo plazo.

Además, las clínicas dentales se han revelado como espacios privilegiados de prevención. Son uno de los pocos lugares a los que incluso las personas sanas acuden de manera regular, lo que ofrece una oportunidad única para sembrar pequeños cambios que generan un gran impacto en la salud general.

“Hablar de ejercicio, descanso, alimentación o manejo del estrés no es salir del ámbito dental, es tratar al paciente como un todo”, recalca Vera. No existe una pauta única de ejercicio para cuidar la boca, pero sí principios universales: regularidad, equilibrio, combinación de fuerza y resistencia. Caminar a diario, subir escaleras, moverse más… y, al menos 4 o 5 días por semana, incorporar entrenamiento de fuerza y resistencia. Todo ello ayuda a reducir el estrés, regular el cortisol y modular la inflamación, con beneficios directos sobre las encías.

La inflamación crónica de bajo grado es hoy uno de los grandes enemigos silenciosos de la salud. Y el ejercicio físico se posiciona como una de las herramientas antiinflamatorias más potentes y accesibles. “La actividad física regular mejora la circulación, la oxigenación de los tejidos y la respuesta inmunitaria. Todo ello se traduce en una mejor salud periodontal y ósea”, explica Vera. Estudios recientes muestran que las personas activas presentan menor prevalencia y gravedad de periodontitis, precisamente por su capacidad para modular la inflamación.

Y la relación es bidireccional: una mala salud bucal también puede aumentar la inflamación sistémica, afectando a la recuperación muscular, elevando la fatiga e incluso incrementando el riesgo de lesiones. En el deporte de alto rendimiento esto se conoce bien: una simple caries activa puede alterar el rendimiento. “Es un diálogo constante entre la boca y el resto del cuerpo, y la evidencia científica es cada vez más sólida”, concluye la experta.

La alimentación es otro de los grandes pilares de esta ecuación. La Dra. Sari Arponen, doctora en Ciencias Biomédicas e internista, ha profundizado en la relación entre nutrición, inflamación y salud periodontal, poniendo el foco en el papel de la microbiota.

“Lo que comemos puede crear un entorno antiinflamatorio que proteja nuestras encías, o todo lo contrario”, señala. Una mala alimentación favorece un estado inflamatorio sistémico que impacta directamente en la salud oral, y una enfermedad periodontal puede, a su vez, perpetuar esa inflamación de bajo grado con repercusiones en todo el cuerpo.

Desde un enfoque consciente, los alimentos reales —frutas, verduras, alimentos frescos y mínimamente procesados— son aliados de la salud bucal. En cambio, los ultraprocesados, los azúcares libres y el alcohol actúan como grandes saboteadores del equilibrio inflamatorio y de la microbiota oral.

Una dieta rica en antioxidantes, fibra, grasas saludables como los omega-3 y micronutrientes esenciales (vitamina C, D y minerales) ayuda a fortalecer la respuesta inmunitaria y la cicatrización de los tejidos periodontales. La relación entre alimentación y salud bucal es, de nuevo, bidireccional: una boca sana facilita una buena alimentación, y una buena alimentación protege la boca.

Todos los expertos coinciden en un punto: la consulta dental es un lugar privilegiado para fomentar hábitos de vida saludables. Un breve consejo, una orientación nutricional o una derivación a otro profesional pueden marcar la diferencia.

“La educación sanitaria no tiene que ser extensa para ser transformadora”, afirma la Dra. Arponen. Por eso, considera clave que los profesionales de la salud bucal cuenten con una base sólida en nutrición e inflamación, y trabajen de forma coordinada con otros especialistas.

Como resume el Dr. Casas, “si entendemos que la dieta, el movimiento y la salud bucal se retroalimentan, el abordaje conjunto es, sin duda, el camino hacia una salud más completa, consciente y duradera”.

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