Con la llegada del Black Friday (28 de noviembre) y del Cyber Monday (1 de diciembre), millones de personas se preparan para aprovechar ofertas y promociones. Para la mayoría, se trata de un consumo ocasional y controlado. Para otras, sin embargo, las compras dejan de ser un acto racional o un simple capricho y se convierten en una conducta impulsiva difícil de frenar, con consecuencias directas sobre la salud mental, la estabilidad económica y las relaciones personales. Es lo que los especialistas denominan oniomanía, la adicción a las compras.
Lejos de ser un fenómeno aislado, la compra compulsiva se ha convertido en una de las adicciones conductuales de mayor crecimiento, especialmente entre jóvenes y adultos urbanos. Estudios recientes estiman que casi un 30% de los jóvenes presenta comportamientos de compra impulsiva, con una especial incidencia en mujeres de entre 30 y 45 años. El crecimiento del comercio digital, la inmediatez del pago aplazado y la presión constante de las redes sociales han creado el caldo de cultivo perfecto para esta patología.
Una adicción sin sustancias, pero con los mismos mecanismos cerebrales
La oniomanía comparte con otras adicciones los mismos circuitos neurológicos de recompensa. Comprar genera una descarga momentánea de placer, alivio o euforia, que actúa como un refuerzo inmediato frente a emociones negativas como la ansiedad, la tristeza o la frustración. Sin embargo, este alivio es breve y, tras él, aparecen la culpa, el arrepentimiento, el estrés financiero y el malestar emocional, dando lugar a un ciclo repetitivo difícil de romper.
Especialistas en adicciones advierten de que plataformas de comercio online y redes sociales potencian este comportamiento mediante estrategias psicológicas muy precisas: la sensación de escasez (“últimas unidades”), las ofertas limitadas en el tiempo, el efecto de arrastre de “los más vendidos” o la publicidad personalizada. Todo ello activa el sesgo del presente, empujando a priorizar el beneficio inmediato sobre las consecuencias futuras, especialmente cuando se recurre al pago fraccionado.
El autoengaño y el aislamiento: cuando el problema se normaliza
Uno de los aspectos más complejos de la oniomanía es su normalización social. Comprar está socialmente aceptado, incluso celebrado, lo que dificulta la detección temprana del trastorno. La persona afectada suele justificar cada adquisición con excusas aparentemente racionales —“lo necesitaba”, “estaba rebajado”, “me lo merezco”— mientras las deudas, el estrés y el aislamiento emocional aumentan.
“El autoengaño es constante y la persona que sufre oniomanía suele ser la última en reconocer la gravedad de su situación”, explica María Quevedo, directora de tratamiento de Clínica RECAL, centro especializado en adicciones en Madrid, donde se ha registrado un incremento del 19% en los casos atendidos por compra compulsiva, con un notable aumento entre menores de 25 años.
Factores de riesgo: más allá del consumo
La adicción a las compras no surge de la nada. Entre los principales factores de riesgo se encuentran:
- Desequilibrios en neurotransmisores relacionados con el control de impulsos.
- Trastornos previos como ansiedad, depresión o baja autoestima.
- Presión estética y social amplificada por redes y publicidad digital.
- Rasgos de personalidad como la impulsividad, el perfeccionismo o la dependencia emocional.
En este contexto, el acto de comprar no responde a una necesidad real, sino a una búsqueda de regulación emocional.

Cómo detectar la adicción a las compras
Reconocer la oniomanía a tiempo es clave para evitar que el problema se cronifique. Algunas señales de alerta son:
- Comprar de forma frecuente sin una necesidad objetiva.
- Usar las compras para aliviar estrés, tristeza o ansiedad.
- Ocultar gastos o productos adquiridos a familiares.
- Sentir euforia tras comprar, seguida de arrepentimiento.
- Acumular deudas o utilizar de forma recurrente el crédito y los pagos aplazados.
No se trata de simples “malos hábitos”, sino de síntomas claros de un trastorno psicológico que requiere intervención profesional.
Tratamiento y prevención en fechas de alto consumo
El abordaje terapéutico de la oniomanía suele combinar terapia cognitivo-conductual, trabajo en autocontrol, educación financiera e intervención familiar, tratando tanto la conducta como las causas emocionales subyacentes.
En períodos de alto riesgo como el Black Friday o el Cyber Monday, los expertos recomiendan medidas preventivas sencillas pero eficaces:
- Planificar las compras con antelación.
- Evitar navegar por tiendas online sin un objetivo claro.
- Esperar al menos 24 horas antes de realizar una compra impulsiva.
- Registrar todos los gastos diarios.
- Limitar el uso de tarjetas y pagos a crédito.
“Reconocer el problema y pedir ayuda son los primeros pasos”, señala Quevedo. “La recuperación es posible, pero requiere un abordaje integral y compromiso personal. La sociedad debe asumir que la adicción a las compras, aunque silenciosa, es tan seria como otras más visibles”.