¿Es el NAD+ inyectable la revolución que estábamos esperando para la longevidad?

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En la carrera por frenar el envejecimiento y optimizar el rendimiento físico y mental, el NAD+ (nicotinamida adenina dinucleótido) se ha convertido en el suplemento estrella. Su rol clave en la producción de energía celular, la reparación del ADN y la activación de enzimas relacionadas con la longevidad ha despertado un creciente interés entre científicos, profesionales del bienestar y biohackers. Sin embargo, aún persiste una gran pregunta: ¿cuál es la forma más eficaz de administrarlo?

Suplementos orales: ¿una promesa diluida?

La mayoría de los suplementos disponibles actualmente en el mercado europeo se presentan en forma de polvo, cápsulas o comprimidos. Habitualmente, no contienen NAD+ directamente, sino sus precursores: nicotinamida ribósido (NR) o mononucleótido de nicotinamida (NMN), que el cuerpo debe convertir en NAD+ de manera endógena.

El problema radica en su baja biodisponibilidad. Varios estudios han demostrado que una gran parte del suplemento ingerido es metabolizado en el tracto gastrointestinal o eliminado antes de alcanzar las células diana. En algunos casos, puede incluso interferir con otros valores biológicos o producir efectos secundarios leves como náuseas, fatiga o molestias digestivas.

Esto lleva a preguntarnos: ¿estamos desperdiciando parte de la inversión en estos suplementos? ¿O simplemente no estamos accediendo aún al verdadero potencial del NAD+?

NAD+ inyectable: ¿el futuro de la suplementación?

A diferencia de la vía oral, el NAD+ inyectable promete una absorción prácticamente total, con una entrega directa a la sangre o al tejido muscular. Este método permite evitar el metabolismo hepático y la degradación digestiva, lo que se traduce en efectos más rápidos y eficaces.

Los defensores de esta vía aseguran mejoras en la claridad mental, niveles de energía, recuperación física, calidad del sueño e incluso en el estado de ánimo. Algunos protocolos también lo utilizan como parte de terapias regenerativas o detoxificantes.

Sin embargo, esta solución aún no está exenta de controversia.

¿Qué dice Europa? ¿Y por qué no se regula ya?

Actualmente, el NAD+ inyectable no está aprobado oficialmente en Europa ni por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ni por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) como terapia médica autorizada. Aunque se comercializa en clínicas privadas de biohacking o longevidad, su uso cae en un terreno legal incierto: fuera de indicación o bajo protocolos experimentales.

¿Y por qué esta reticencia? Europa suele actuar con cautela ante nuevos ingredientes o terapias inyectables. Su proceso de evaluación exige no solo pruebas de eficacia, sino también una documentación exhaustiva sobre seguridad, posibles efectos secundarios a largo plazo y estudios clínicos bien diseñados. Esta prudencia puede parecer excesiva, pero históricamente ha evitado la entrada masiva de productos que, sin el respaldo adecuado, podrían representar un riesgo para la salud pública.

En contraste, Estados Unidos ha sido más permisivo. Clínicas de terapia intravenosa en California, Miami o Nueva York ya ofrecen NAD+ inyectable como parte de tratamientos antiaging o de mejora del rendimiento cognitivo. No obstante, tampoco la FDA ha aprobado aún esta molécula como medicamento, sino que permite su uso bajo fórmulas magistrales personalizadas.

Entonces, ¿es solo cuestión de tiempo hasta que Europa siga los pasos de EE. UU.? O, por el contrario, ¿estamos simplemente ante una ola de entusiasmo prematuro?

Una voz experta desde dentro: el CEO de NADclinic responde

Para arrojar algo de luz, tomamos las declaraciones de Iain De Havilland, CEO y fundador de NADclinic Group, empresa que afirma haber desarrollado el NAD+ inyectable más potente del mercado: el SQX 1000 mg Smart Pen. En una reciente publicación, De Havilland desmiente algunos de los mitos más extendidos en redes sociales sobre el color y la pureza de las soluciones inyectables:

“La calidad de un producto no se mide por el color del líquido, sino por la pureza del principio activo, el proceso de fabricación y la ausencia de estabilizantes artificiales que comprometan su eficacia”.

De Havilland defiende el uso de materias primas farmacéuticas certificadas (API), la fabricación en instalaciones con acreditación GMP del Reino Unido y la transparencia total mediante análisis de laboratorio independientes (UKAT). Rechaza el uso de aditivos sintéticos, a pesar de que estos puedan dar un aspecto más “limpio” a la solución, porque comprometen la biodisponibilidad y eficacia terapéutica del producto.

“Nosotros no hacemos concesiones. Ni con la calidad ni con la sostenibilidad”, afirma el CEO, cuyo grupo ya opera en más de 40 países, con centros de producción en Reino Unido, Grecia, Sudáfrica y Japón.

En Europa no está aprobado, pero lo producimos y lo suministramos desde nuestro centro europeo en Atenas con envío exprés de DHL en cadena de frío. También hemos registrado nuestra fórmula de NAD+ ante el Ministerio de Salud alemán. Sus palabras reflejan una visión clara: si se hace bien, el NAD+ inyectable puede convertirse en una herramienta poderosa para la medicina preventiva y el bienestar personalizado.

La ciencia aún está construyendo el cuerpo de evidencia necesario para que el NAD+ —especialmente en forma inyectable— sea aceptado como una terapia válida, segura y estandarizada. Pero los primeros resultados, tanto en investigaciones preliminares como en la experiencia clínica, apuntan a que podría tratarse de una de las herramientas más prometedoras para extender la salud y la vitalidad en el tiempo.

Europa observa con cautela. Y quizá hace bien. Pero si la tendencia continúa, y si los datos respaldan lo que muchos ya intuyen, es probable que la legalización del NAD+ inyectable solo sea cuestión de tiempo. Mientras tanto, conviene informarse, elegir productos de calidad contrastada y, ante todo, consultar siempre con un profesional sanitario antes de iniciar cualquier terapia avanzada.

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