Varios sistemas de salud europeos están evaluando la expansión de programas piloto en prevención del suicidio mediante el uso de dispositivos de estimulación cerebral no invasiva, tras observar resultados muy prometedores en Reino Unido con el casco Flow Neuroscience, desarrollado en Suecia.
El dispositivo emplea Estimulación Transcraneal por Corriente Directa (tDCS), una técnica que aplica una corriente eléctrica suave sobre la corteza prefrontal dorsolateral, región cerebral afectada en la depresión. Esta estimulación ayuda a restablecer la comunicación eléctrica natural entre las neuronas, lo que repercute de forma positiva en el estado de ánimo, la motivación y el sueño.
Los ensayos clínicos más recientes, realizados bajo protocolos aleatorizados y controlados con placebo, han mostrado mejoras significativas tras diez semanas de uso. Los pacientes experimentaron beneficios medibles en múltiples áreas: reducción de la ansiedad, mejor calidad del sueño, mayor concentración y una disminución de los pensamientos suicidas. Además, la evidencia acumulada durante más de veinte años confirma la ausencia de efectos secundarios graves.
En el caso británico, el Leicestershire Partnership NHS Trust (LPT) fue pionero al integrar este dispositivo en su unidad de crisis en salud mental, donde más de 160 pacientes participaron en un programa piloto. Los resultados fueron contundentes: los pensamientos suicidas se redujeron en un tercio en solo tres semanas y en dos tercios tras diez semanas.
El éxito del modelo británico ha despertado el interés de sistemas sanitarios europeos. Países como Suecia, Dinamarca, Alemania y España ya cuentan con proveedores de dispositivos de neuromodulación certificados para uso clínico, entre ellos:
- Flow Neuroscience (Suecia), especializado en soluciones domiciliarias con soporte digital.
- neuroCare Group (Alemania y Países Bajos), que ofrece tecnologías integradas de estimulación cerebral y terapias basadas en neurofeedback.
- Soterix Medical Europe (con presencia en España y Alemania), centrado en equipos avanzados de tDCS para uso hospitalario y de investigación.

En España, varias clínicas privadas y centros de investigación han comenzado a explorar la tDCS como alternativa para pacientes resistentes a los tratamientos farmacológicos, aunque todavía no está financiada por el sistema público. Al igual que en el Reino Unido, gran parte de estas iniciativas dependen del apoyo de fundaciones, asociaciones de pacientes y donaciones privadas.
El Dr. Mark McConnochie, psiquiatra consultor del NHS en Leicester, subraya que esta tecnología puede convertirse en una herramienta clave para quienes no encuentran respuesta en la medicación:
“La posibilidad de ofrecer un tratamiento eficaz, sin efectos adversos relevantes, nos abre un camino de esperanza para muchos pacientes que habían agotado sus opciones terapéuticas”.
A medida que la depresión y la ansiedad se consolidan como principales causas de baja laboral y hospitalización en jóvenes en Europa, los expertos coinciden en que la integración de la tecnología en la salud mental puede marcar la diferencia. Iniciativas como estas no solo representan un avance médico, sino que también responden a la urgencia de reforzar los sistemas de salud con tratamientos innovadores, accesibles y sostenibles.