Absentismo laboral por estrés y burnout: un desafío urgente para la salud colectiva

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La evidencia clínica actual indica que, en situaciones de estrés crónico y burnout, los patrones de respuesta al estrés no son solo psicológicos, sino que se consolidan a nivel neurofisiológico, generando alteraciones estables en la dinámica y conectividad de las redes cerebrales implicadas en la regulación emocional y el rendimiento cognitivo.

Esta dificultad para “desactivar” el estado de estrés ayuda a explicar por qué las cifras de burnout y absentismo continúan creciendo, incluso en contextos donde existen programas de bienestar, mindfulness o estrategias de afrontamiento. En muchos casos, estas intervenciones no logran modificar la disfunción neurofisiológica subyacente.

En este contexto, un reciente estudio clínico publicado en la revista Cureus aporta una base científica relevante al explorar un enfoque innovador de neuromodulación no invasiva: el protocolo Brain Wave Optimization Gamma (BWO-G) basado en Radio Electric Asymmetric Conveyer (REAC) Technology .

Evidencia neurofisiológica y mejoras clínicas

El estudio, de carácter retrospectivo, incluyó a cinco personas con exposición prolongada a estrés laboral. A través de 18 sesiones de REAC BWO-G, se evaluó la actividad cortical antes y después del tratamiento mediante técnicas avanzadas de análisis neurofisiológico (qEEG, ICA y sLORETA).

Los resultados mostraron:

  • Tendencias consistentes hacia una mayor simetría en bandas clave del EEG (delta, theta y alfa).
  • Reorganización de la actividad cortical hacia redes asociadas con regulación emocional y cognición.
  • Mejoras clínicas percibidas en estabilidad emocional, calidad del sueño y claridad mental.
  • Patrones neurofisiológicos compatibles con una mayor resiliencia frente al estrés.

Los autores subrayan que estos hallazgos están en línea con la literatura científica que vincula el estrés crónico con alteraciones de conectividad cerebral. Aunque se reconoce la necesidad de estudios más amplios y controlados, los resultados sugieren que intervenciones no invasivas como REAC BWO-G podrían apoyar la recuperación funcional en contextos de estrés severo, sin efectos adversos reportados.

Hacia un abordaje integral del bienestar laboral

El impacto creciente del estrés laboral y el burnout exige una respuesta que vaya más allá de soluciones parciales. Un enfoque integral debería combinar:

  • Prevención activa en el entorno laboral, mediante políticas de bienestar realistas y diseño de puestos saludables.
  • Acceso a tratamientos seguros, eficaces y basados en evidencia científica, que ayuden a acortar la duración de las bajas y refuercen la resiliencia.
  • Coordinación entre empresas, sistemas de salud y seguridad social, para reducir el impacto social y económico del absentismo.

Antonio López, CEO de Seostar opina que “abordar el estrés laboral no es solo una cuestión de salud individual, sino una prioridad estratégica para la sostenibilidad económica y social. Tenemos que educar y aprender a reconocer los síntomas sin tratar ocultarlos o culparnos por padecerlos. Escuchar las señales que nos da el cuerpo es fundamental para prevenir las patologías y tal vez el aviso llega de quien nos ve desde fuera.
El empresario murciano, cuenta que en su dilatada experiencia con directivos y multinacionales, casi nunca los responsables de RRHH se ocupan del bienestar de las personas, ciegamente miran al bienestar de la empresa valorando la productividad del empleado, sin considerar que su nivel de estrés afecta a su salud mental y por lo tanto determina su nivel de presencia y rendimiento.

Un problema creciente con impacto sistémico

El absentismo laboral vinculado al estrés crónico, el burnout y el agotamiento emocional se ha convertido en uno de los grandes retos contemporáneos para la salud pública y la productividad. Los datos más recientes sitúan la tasa de absentismo en España en torno al 6,7 % de las horas pactadas, con más de 8,7 millones de procesos de baja, cerca de 368 millones de jornadas laborales perdidas y un coste que supera los 30.000 millones de euros anuales.

Las bajas por trastornos de salud mental representan ya aproximadamente el 17 % del total de ausencias laborales, según datos de Manpower y CEOE, consolidándose como uno de los principales factores de riesgo en el entorno laboral actual.

Más allá de las terapias psicológicas y farmacológicas tradicionales, existe una amplia oferta de intervenciones orientadas al alivio del estrés —meditación, yoga, masajes, retiros o técnicas de relajación— que pueden aportar beneficios temporales. Sin embargo, en muchos casos no logran una resolución sostenida, y los síntomas reaparecen al regresar al contexto laboral habitual.

Estos datos refuerzan la necesidad de abordajes terapéuticos que actúen también sobre la base neurofisiológica del estrés, integrando bienestar, ciencia y prevención para ofrecer soluciones duraderas.

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