Invertir en la salud de los empleados podría generar 11,7 billones de dólares en valor económico global, según un nuevo informe del Instituto de Salud de McKinsey, titulado «Lugares de trabajo prósperos: cómo los empleadores pueden mejorar la productividad y cambiar vidas».
El informe, elaborado en colaboración con el Foro Económico Mundial y publicado para Davos 2025, destaca que las organizaciones que priorizan la salud y el bienestar de los empleados experimentan mejoras significativas en la productividad, reducción del ausentismo, menores costos sanitarios y mayor compromiso y retención del talento. Además, una fuerza laboral saludable es más resiliente y adaptable.
El impacto financiero del bienestar laboral
Investigaciones de la Universidad de Oxford han demostrado una correlación directa entre el bienestar de los empleados y el éxito financiero de una organización. Un aumento de un punto en la puntuación de felicidad de los empleados se asocia con un incremento de entre 1.390 y 2.290 millones de dólares en las ganancias anuales.
Factores como el equilibrio entre la vida laboral y personal y la satisfacción en el trabajo son incentivos tan poderosos como el salario, especialmente para la Generación Z y para aquellos con niveles más bajos de salud mental.
Los inversores también están prestando cada vez más atención a cómo las empresas gestionan la salud y el bienestar de sus empleados. Actualmente, las organizaciones que cotizan en índices como el S&P 500 son evaluadas no solo por métricas financieras tradicionales, sino también por factores como la satisfacción laboral, la felicidad, el estrés y el propósito en el trabajo.
Los desafíos
Una encuesta realizada a más de 30.000 empleados en todo el mundo reveló que solo el 57 % informó tener una buena salud holística (definida como salud mental, física, espiritual y social).
Los empleados que pertenecen a grupos como mujeres, comunidad LGBTQI+, jóvenes, neurodivergentes, con menor nivel educativo o en situación financiera precaria tienden a reportar peores resultados en términos de salud laboral. Estos grupos representan el 80 % de la muestra encuestada.
Esto subraya la necesidad de intervenciones personalizadas para abordar y prevenir problemas de salud, así como para mitigar los factores laborales que los agravan. Por ejemplo, mejorar el acceso a tratamientos para la menopausia y la endometriosis podría aportar un beneficio anual de 130.000 millones de dólares a la economía global para 2040.
Fomentar un entorno inclusivo para las personas LGBTQI+ puede mejorar su bienestar. Del mismo modo, comprender y adaptar el trabajo a las fortalezas y necesidades de empleados neurodivergentes podría potenciar su capacidad de innovación y su salud holística.
El informe destaca que no basta con abordar los problemas de salud existentes; es necesario promover el bienestar de manera proactiva. Dado que 3.500 millones de adultos pasan aproximadamente 45 años de su vida trabajando, el lugar de trabajo tiene un enorme potencial para impactar en la salud. Actualmente, una de cada cuatro personas experimenta agotamiento laboral, lo que, de no abordarse, derivará en una fuerza laboral más enferma, infeliz y menos productiva.
Las enfermedades no transmisibles (ENT) representan el 69 % de la carga global de enfermedades en la actualidad. En los próximos 15 años, se espera que aumenten principalmente las ENT relacionadas con el envejecimiento, como la enfermedad renal.
En Estados Unidos, las enfermedades cardiovasculares generan una pérdida de productividad de 156.000 millones de dólares anuales. Además, los empleados con insomnio no tratado le cuestan a sus empleadores aproximadamente 2.280 dólares más al año en comparación con aquellos sin problemas de sueño, debido a factores como ausentismo, bajo rendimiento y mayor riesgo de accidentes.
El auge del trabajo remoto ha difuminado las fronteras entre la vida personal y profesional, creando una cultura laboral que puede afectar positiva o negativamente el bienestar y la productividad de los empleados.
Otros impactos
La remuneración está directamente relacionada con la salud holística. Solo el 41 % de las personas con una situación financiera precaria reportó gozar de una buena salud holística, en comparación con el 76 % de aquellas con una buena estabilidad económica. Quienes enfrentan dificultades financieras también reportaron un 30 % más de síntomas de agotamiento (70 % frente al 40 %).
La inseguridad laboral también impacta la salud mental (depresión, ansiedad, agotamiento) y la salud física (dolores de espalda, dolores de cabeza y presión arterial alta).
El papel de la alta dirección es una ventaja y un desafío a la vez. Para los gerentes, los tres factores más asociados con una buena salud holística son la autoeficacia, el sentido de propósito y el sentido de pertenencia. Para los empleados no gerenciales, los factores clave son la autoeficacia, la adaptabilidad y el sentido de pertenencia.
A nivel mundial, el 10 % de los empleados cuida a una persona con una enfermedad mental o física además de realizar su trabajo remunerado. Si bien los cuidadores tienen un 17 % más de probabilidades de experimentar agotamiento por fatiga, también son más propensos a reportar una mejor salud holística (61 % frente al promedio global de 57 %), debido a una mayor fortaleza social y espiritual.
Las empresas también deben prepararse para una fuerza laboral más envejecida: para 2050, aproximadamente el 30 % de los trabajadores en el mundo tendrá más de 50 años. Es posible que los gobiernos reconsideren la edad de jubilación y los sistemas de pensiones en respuesta a este cambio demográfico.
La solución
No existe una única solución aplicable a todos los casos. Los líderes deben abordar las diversas necesidades de distintos grupos mediante intervenciones específicas que mejoren la salud holística y reduzcan el agotamiento.
Algunas estrategias eficaces incluyen:
- Capacitación en herramientas de bienestar para reducir el estrés.
- Talleres sobre bienestar.
- Pausas activas y promoción del movimiento.
- Clases de yoga y días de bienestar.
- Campañas de concienciación.
- Acceso a aplicaciones de meditación.
El informe recomienda realizar evaluaciones de salud iniciales para establecer una línea base de bienestar. Luego, desarrollar estrategias sostenibles a largo plazo basadas en evidencia, implementar programas piloto y ajustar las estrategias según su efectividad. Para medir el éxito, se deben seguir de tres a cinco métricas clave. Además, se recomienda designar a un alto ejecutivo como modelo a seguir e integrar una mentalidad de bienestar en la cultura organizacional.
El enfoque ideal debe combinar intervenciones que atiendan necesidades inmediatas, aborden causas subyacentes y ayuden tanto a individuos como a equipos a transformar sus trabajos y su entorno laboral.
Casos de éxito
IKEA Canadá implementó «Días de Bienestar», permitiendo a sus empleados tomar hasta 12 días al año para apoyar a un familiar enfermo, participar en eventos comunitarios, hacer voluntariado, cuidar su salud o pasar tiempo con una nueva mascota. También colaboró con la Comisión de Salud Mental de Canadá para introducir una plataforma digital de entrenamiento en autocuidado, liderazgo personal, resiliencia y mindfulness. Como resultado, la rotación de empleados disminuyó del 35 % al 24,5 %.
Vitality, una aseguradora de salud, introdujo chequeos médicos, asesoramiento en salud mental, capacitaciones en conciencia sobre salud mental, caminatas de liderazgo a la hora del almuerzo y apoyo médico. Los resultados incluyeron una reducción del 50 % en el presentismo, un 28 % menos de ausencias y una recuperación un 46 % más rápida en empleados que tomaban licencia por enfermedad.