España pierde 20 millones de jornadas laborales al año por estrés y depresión: la solución podría estar en una terapia ya disponible

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Un nuevo modelo terapéutico certificado, no invasivo, sin fármacos ni efectos secundarios, podría ahorrar al sistema español más de 7.500 millones de euros al año si se integrara masivamente en empresas, hospitales y clínicas.

La ansiedad, el estrés crónico y la depresión suponen hoy una de las mayores amenazas para la productividad, la salud mental y la sostenibilidad del sistema sanitario en España. Según los últimos datos disponibles, estos trastornos provocan anualmente más de 20 millones de jornadas laborales perdidas, con un coste estimado de entre 8.000 y 10.000 millones de euros en absentismo, bajas de larga duración, pérdida de productividad y gasto farmacéutico.

Pero, ¿qué pasaría si existiera una terapia natural, no adictiva y altamente eficaz, capaz de revertir progresivamente estos trastornos en tan solo unos meses?

Una solución que ya existe, pero pocos conocen

El profesor Salvatore Rinaldi del centro de investigación italiano Rinaldi Fontani (Florencia), revela que esta terapia ya es una realidad. Se basa en tecnología médica certificada que emite campos radio eléctricos de ultra baja intensidad y asimétricamente modulados. Su función: restablecer el equilibrio bioeléctrico celular alterado por el estrés crónico y activar procesos naturales de recuperación neurosensorial, sin recurrir a fármacos, ni a intervención psicológica directa.

Diversos estudios clínicos y observacionales muestran una mejora sostenida de los síntomas de ansiedad, depresión y burn-out en ciclos de tratamiento que oscilan entre 1 y 6 meses, con una tasa de respuesta superior al 85%. Cada sesión dura unos 5 minutos, no requiere supervisión activa y puede aplicarse en clínicas, centros laborales o entornos hospitalarios.

El modelo económico: cuando cuidar la salud es rentable

El Instituto italiano, que además de hacer investigación, trata en su centro pacientes de toda parte del mundo desahuciados por la medicina desde hace más de 30 años, está acostumbrado a hacer números y tiene clara la perspectiva.

Un análisis financiero conservador estima que tratar a 1 millón de pacientes al año con esta tecnología supondría una inversión total de unos 2.500 millones de euros. Sin embargo, el ahorro potencial para el sistema —entre empresas, Seguridad Social y sanidad pública— superaría los 7.500 millones de euros anuales.

Además, se necesitarían apenas 83 dispositivos médicos para cubrir ese volumen de pacientes, ya que cada equipo puede tratar hasta 12.000 personas al año, con una vida útil de décadas y sin necesidad de mantenimiento.

El retorno neto anual para el país superaría los 5.000 millones de euros.

Impacto social: menos bajas, menos fármacos, menos suicidios

Más allá del ahorro económico, los beneficios humanos son aún más relevantes:

  • Reducción significativa del consumo de psicofármacos y sus efectos secundarios.
  • Disminución de las bajas de larga duración y del abandono laboral por causas emocionales.
  • Prevención del aislamiento social y del riesgo suicida, que afecta a una proporción creciente de los pacientes con trastornos depresivos severos.
  • Mejora del clima laboral, la motivación y la retención del talento en empresas.

¿Qué falta para adoptarla?

La tecnología existe, funciona y está certificada. Lo único que falta es voluntad institucional y empresarial para integrarla como herramienta preventiva y terapéutica dentro de los planes de salud laboral, los circuitos hospitalarios de salud mental o los programas de bienestar corporativo. En Brasil ya está incorporada en la sanidad pública y en muchos hospitales privados, no solo para tratar pacientes, sino para prevención y cuidado del personal sanitario y de las profesiones de riesgo.

En un momento donde los costes emocionales y económicos del estrés se han vuelto insostenibles, apostar por soluciones innovadoras, no invasivas y con evidencia clínica representa una oportunidad sin precedentes para transformar el modo en que cuidamos la salud mental en España. Invertir en bienestar no solo es urgente. Es, además, rentable.

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