En 2001, pocos habrían imaginado que el hombre que conducía una furgoneta por las calles de Pozuelo, en las afueras de Madrid, recogiendo a personas con adicciones para ofrecerles comida y una ducha caliente, era Maximiliano de Habsburgo, hijo de los Archiduques Ferdinand y Helen de Austria. Formado en el prestigioso colegio Eton, en el Reino Unido, Maximiliano llegó a España en los años 80 para aprender el idioma. La trágica pérdida de su hermana a los 24 años durante la época de la «movida madrileña» lo marcó profundamente y lo impulsó a comprometerse con la ayuda a personas que sufren adicciones.
Este compromiso personal lo llevó a fundar RECAL, una organización dedicada a la rehabilitación de personas con adicciones como el alcoholismo, las drogas, el tabaquismo, la ludopatía, la nomofobia y las adicciones sexuales. RECAL ofrece un enfoque integral que incluye no solo la recuperación del paciente, sino también el apoyo a las familias, un factor crucial para el éxito del tratamiento. Con sede en Majadahonda, en las afueras de Madrid, el centro cuenta con un equipo multidisciplinario de especialistas en medicina, psicología clínica, terapia y enfermería, todos enfocados en la recuperación completa de los pacientes. Además, se organizan talleres de prevención de adicciones dirigidos a jóvenes y adolescentes.
El método utilizado en RECAL es el Modelo Minnesota, que busca alcanzar la abstinencia total de la sustancia o comportamiento que causa la adicción, promoviendo también la reintegración social y laboral de los pacientes. A lo largo de sus más de 23 años de trayectoria, RECAL ha ganado la confianza de pacientes y familiares gracias a su experiencia y enfoque personalizado, lo que ha resultado en un alto índice de éxito en las recuperaciones.
Maximiliano de Habsburgo explica: «Nos enfocamos en ofrecer tratamientos personalizados que aborden tanto los aspectos físicos como los mentales, emocionales y espirituales, para garantizar una recuperación sostenible y un bienestar integral.»
Este año, RECAL ha dado un paso más con la apertura de RECAL TA, una nueva unidad dedicada exclusivamente a la prevención y tratamiento de los trastornos alimentarios, un problema que está afectando a personas cada vez más jóvenes. «La adolescencia es una etapa vulnerable en la que los mensajes sobre la apariencia física tienen un impacto considerable. Las redes sociales bombardean con ideales de belleza muchas veces inalcanzables, lo que predispone a desarrollar trastornos alimentarios», comenta Maximiliano.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son la tercera enfermedad crónica más común en las sociedades occidentales. En España, estudios recientes indican una creciente prevalencia de estos trastornos entre adolescentes de 12 a 21 años, con una incidencia que comienza cada vez más temprano, incluso a los 8 o 9 años, debido a la presión social sobre la imagen corporal y el uso de redes sociales desde edades tempranas.
María Quevedo, directora de tratamiento de RECAL, subraya la importancia de la intervención temprana: «Una intervención a tiempo no solo reduce el sufrimiento personal, sino que también disminuye las complicaciones graves a largo plazo». Con este enfoque, RECAL TA busca prevenir la agravación de los trastornos alimentarios, promoviendo factores de protección y detectando señales de alerta de manera temprana. «El amor propio, tanto interno como externo, es clave, ya que la imagen corporal no es solo lo que vemos en el espejo, sino también cómo nos sentimos respecto a nuestro cuerpo», concluye Quevedo.