En un mundo donde los multimillonarios compiten por ver quién puede lanzar su ego más alto, Katy Perry ha decidido que una gira mundial no es suficiente. ¿Por qué no añadir un viaje al espacio de 11 minutos con Blue Origin a su lista de logros? Por la módica suma de un millón de dólares, Perry y otras cinco mujeres se embarcaron en una misión que, según algunos, fue más un truco publicitario que una hazaña científica
Mientras la cápsula ascendía, también lo hacía la huella de carbono. Cada vuelo suborbital de Blue Origin emite al menos 330 toneladas de CO₂, lo que equivale a las emisiones anuales de 20 personas promedio Y todo esto para unos minutos de ingravidez y una vista que, sinceramente, se puede apreciar mejor en 4K desde el sofá.
Pero no todo es diversión y selfies en gravedad cero. Los efectos físicos de estos viajes no son insignificantes. Los astronautas profesionales se someten a rigurosos entrenamientos y rehabilitaciones para contrarrestar los efectos de la microgravedad, como la pérdida de masa muscular y ósea. ¿Está el cuerpo de un turista espacial preparado para esto? Probablemente no.
Los astronautas que participan en misiones de larga duración enfrentan desafíos físicos y mentales considerables:
Físicos: La ingravidez prolongada puede causar pérdida de masa muscular y densidad ósea, alteraciones en la visión y cambios en la distribución de fluidos corporales. Para mitigar estos efectos, los astronautas realizan ejercicios físicos diarios durante aproximadamente dos horas.
Mentales: El aislamiento, la lejanía de la familia y la monotonía pueden afectar la salud mental. Para afrontarlo, se utilizan técnicas como la realidad virtual para proporcionar estímulos relajantes y entrenamientos en manejo del estrés.
La preparación médica de los astronautas, tanto antes como después de sus misiones espaciales, es fundamental para garantizar su salud y rendimiento óptimos. A continuación, se detallan las terapias y procedimientos específicos involucrados en estas etapas:

Preparación médica previa al vuelo
1. Evaluación médica integral: Antes de ser seleccionados para una misión, los astronautas se someten a exámenes médicos exhaustivos que incluyen pruebas cardiovasculares, neurológicas, ortopédicas y psicológicas. Estas evaluaciones establecen una línea base de salud y detectan posibles condiciones que podrían agravarse en el espacio.
2. Entrenamiento físico especializado: Los astronautas realizan programas de acondicionamiento físico diseñados para fortalecer los músculos más afectados por la microgravedad, como los de las piernas, espalda y glúteos. Este entrenamiento incluye ejercicios de resistencia, cardiovasculares y de flexibilidad.
3. Simulaciones en ambientes controlados: Para adaptarse a las condiciones del espacio, los astronautas practican en entornos que simulan la microgravedad, como piscinas de flotabilidad neutra y vuelos parabólicos. Estas simulaciones ayudan a familiarizarse con la movilidad y tareas en ingravidez.
4. Capacitación médica de emergencia: Dado que pueden enfrentar situaciones médicas sin asistencia inmediata, los astronautas reciben entrenamiento en primeros auxilios adaptados al espacio, incluyendo técnicas de reanimación cardiopulmonar en microgravedad y procedimientos como la autoextracción de muestras sanguíneas.
Recuperación médica post-vuelo
1. Rehabilitación física: Al regresar a la Tierra, los astronautas experimentan debilidad muscular y pérdida de densidad ósea. Para contrarrestar estos efectos, siguen programas de rehabilitación que incluyen ejercicios de resistencia, fisioterapia y, en algunos casos, tratamientos farmacológicos para fortalecer los huesos.
2. Monitoreo de la salud: Se realizan evaluaciones médicas periódicas para detectar posibles alteraciones en la visión, funciones cardiovasculares y neurológicas. Este seguimiento permite identificar y tratar cualquier condición derivada de la exposición prolongada a la microgravedad.
3. Apoyo psicológico: El retorno a la vida terrestre puede ser desafiante. Por ello, se brinda apoyo psicológico para ayudar a los astronautas a readaptarse, manejar el estrés post-misión y abordar cualquier trastorno emocional que pueda surgir.
En resumen, mientras el planeta enfrenta crisis ambientales y sociales, algunos optan por gastar fortunas en aventuras espaciales de corta duración que benefician poco y contaminan mucho. Quizás sea hora de replantear nuestras prioridades antes de que el cielo deje de ser el límite y se convierta en el basurero de nuestros caprichos
